domingo, 22 de noviembre de 2009

Las 10 razones para divorciarse

La página web www.oddee.com ha publicado la lista de las razones que puede tener una pareja para divorciarse, pero un tanto increíbles.

1.Relaciones íntimas

La primera de toda la lista es que concedieron el divorcio a un hombre porque el matrimonio no consumó su unión física, después de un año como marido y mujer debido a la timidez de la esposa.

La noche de bodas ella le gritó ¡eres ridículo! y al día siguiente ella regresó a la casa de su madre.

2.Tradiciones anti amorosas

Una mujer de Arabia Saudí solicitó la separación porque su marido intentó mirarle la cara... después de 30 años.

La mujer de 50 años siguió la tradición de su aldea natal, cerca de la sudoccidental ciudad de Khamis Mushayt, de mantener oculto su rostro en todo momento.

El 'curioso' marido se disculpó con su mujer, pero ya era demasiado tarde y ella quería seguir con la separación.

3.El loro detector de infidelidades

Otro caso aún más raro si cabe es causado por un loro que repetía constantemente la palabra "divorcio" y "ten paciencia". Ocurrió en China y la mujer empezó a sospechar que algo iba mal en su matrimonio cuando, tras regresar a casa después de pasar unos días fuera, empezó a escuchar como su mascota decía "te quiero", "ser paciente" y "divorcio", palabras que presuntamente le había dicho su marido a su amante por teléfono.

4.No hay edad para ser infiel

Una alemana descubrió que su marido le ponía los cuernos con una compañera de trabajo 30 años más joven que él, después de llevar 60 años de matrimonio.

5.Ser demasiado pulcro

La obsesión por la limpieza de un albañil alemán, que además se pasaba el día poniendo orden, recogiendo la casa y moviendo muebles ha hecho que su esposa le deje plantado y pida el divorcio tras 15 años de matrimonio.

La gota que colmó el vaso llegó al parecer hace algo mas de dos años cuando, al regreso de un largo viaje, la esposa se encontró con que el marido había redecorado completamente la sala, derribado un tabique y levantado una nueva pared sin consultarle. Durante el proceso de divorcio, el hombre argumentó que detrás de un armario surgía mal olor y que al mover el mueble comprobó que la pared estaba enmohecida, por lo que tiró los muebles, derribó la pared y redecoró toda la sala.

6.Echarse menos años

Diez años de matrimonio parece no ser nada. Si no que se lo digan a un marido que pidió el divorcio al enterarse de la verdadera edad de su esposa. Cuando él la propuso matrimonio, la mujer (de la Región Autónoma de Guangxi Zhuang) mintió y le dijo que tenía 24 años, cuando en realidad tenía 30. Esta 'mentirijilla' no fue perdonada por su marido ni tampoco por el tribunal que le dio la razón.

7.Por no soportar a la suegra

La relación con las suegras nunca es sencilla. Hasta tal punto llegó que una mujer rumana se separó porque no se negó a comer con ella todos los días. Burlas, comentarios ofensivos, etc. era lo que soportaba Elena T. de Focsani, en la comarca de Vrancea, durante la comida. La justicia le pidió a Elena que buscara un argumento más sólido para divorciarse... seguro que no habría padecido una suegra de película.

8.Por alimentar a perros callejeros

Los problemas económicos pueden ser un motivo para romper una relación. Tras 50 años de relación una pareja de pensionistas no pudo conservar su matrimonio. La razón: que el marido se gastaba gran parte de la pensión en dar de comer a los perros de la calle. Al principio empezó como un hobby pero después se convirtió en todo un hábito y daba de comer tres veces al día a más de 20 perros, mientras ellos pasaban apuros para llegar a fin de mes.

9.Los Juegos Olímpicos le costaron el matrimonio

La pasión por los Juegos Olímpicos de Pekín costó a Wang Yueting su matrimonio ya que a su mujer no le gustó que vendiera su apartamento para financiar el proyecto olímpico. Además también pintó su coche con los esloganes de apoyo a la causa.

10. Por el sexo

El sexo es una razón muy recurrente para no seguir con la misma pareja. En este caso, la mujer no estaba satisfecha con su cónyugue en la cama y además, fruto de esa falta de placer, el hombre se puso una prótesis sexual que se rompió en el peor momento posible. Él intento calmar a su mujer prometiéndola que conseguiría una nueva, pero ella no cedió y se separó.

Los 10 experimentos científicos más extraños y crueles de la historia

De científico y de loco, todos tienen un poco...



El autor de la lista es Alex Boase, escribió un libro con muchos más experimentos del mismo estilo llamado Elephants on Acid and Other Bizarre Experiments.

“Comencé a coleccionar ejemplos de experimentos bizarros hace años cuando estudiaba historia de la ciencia en la universidad”, dijo Boase al periódico Times, “Confieso que no tuve un motivo intelectual, simplemente los encuentro fascinantes”.

Ahí va el Top-Ten

  1. El Elefante y el ácido

    Warren Thomas, director del zoológico de Lincoln Park en Oklahoma, en el año 1962 inyectó 297 miligramos de LSD a un elefante llamado Tusko, que es 3000 veces la dosis humana. Quería saber si con esta droga alucinógena podía inducir el musth, un estado de los elefantes que se da una vez al año, cuando tienen un incremento de la excitación sexual, lo que los vuelve más agresivos.

    El resultado fue un desastre de relaciones publicas, ya que mató al elefante. Adujeron en su defensa que no esperaban que pudiese pasar eso, ya que ellos habían probado el ácido también.
  2. Terror en los cielos

    También en los 60, diez soldados en un entrenamiento de vuelo fueron informados por el piloto de que el avión no funcionaba bien y tendrían que aterrizar en el océano. Luego se les acercó un formulario de seguro de vida antes del accidente, para que el ejército no fuese responsable de las muertes o heridas.

    Pero el asunto es que en realidad eran parte de un experimento, no pasaba nada con el avión, sino que un grupo de científicos quería saber si los soldados cometían más errores al llenar un formulario si su vida estaba en peligro… sí, leyeron bien.
  3. Cosquillas

    En los años 30, el profesor de psicología Clarence Leuba, de Ohio, tenía la hipótesis de que la gente aprendía a reírse cuando le hacían cosquillas, no que era algo innato. Lo probó en so propio hijo, que apenas nació prohibió a toda la familia que se riese en relación a las cosquillas cuando el niño estaba presente.

    Pero el experimento se le frustró cuando descubrió a su esposa jugando con el niño, haciéndole cosquillas, y riendo. Pero Leuba, no se amilanó y volvió a probar con su hermana…
  4. Caras pintadas y ratas descabezadas

    En 1924 Carney Landis, de la Universidad de Minnesota, quiso investigar las expresiones faciales de disgusto. Para poder exagerar las expresiones, dibujó líneas en los rostros de los voluntarios con un corcho quemado, antes de pedirles que olieran amoníaco, que escucharan jazz, que mirasen fotos o pusieran la mano en un balde lleno de sapos.

    Luego le pedía al voluntario que decapitara una rata blanca. A pesar de que todos dudaban, y algunos maldecían o lloraban, la mayoría aceptaron hacerlo, mostrando lo fácil que mucha gente se inclina ante la autoridad. Las imágenes quedaron muy raras. Boese cuenta “Parecen miembros de un culto preparándose para hacer un sacrificio al gran dios del experimento”.
  5. Los muertos vivos

    Robert Cornish, de la Universidad de Carlifornia, creía, en los años 30, que había perfeccionado una forma de levantar a los muertos. Experimentó poniendo a los muertos en un subibaja para hacer circular la sangre, mientras les inyectaba adrenalina y anticoagulantes.

    Luego de aparentes éxitos experimentando con perros estrangulados, consiguió un prisionero condenado a muerte, Thomas McMonigle, que aceptó ser un conejillo de indias. Pero el estado de California le negó el permiso a Cornish, por miedo a que tuviesen que liberar a McMonigle si la técnica funcionaba… ¿Eh? ¿Que por qué no se lo negaron por locura? No sé.
  6. Comida de uñas subliminal

    En 1942, Lawrence LeShan intentó influenciar a un grupo de jóvenes de forma subliminal para que dejasen de comerse las uñas. Mientras dormían, les pasaba un disco con una voz diciendo: Mis uñas saben terriblemente amargas”. Pasó que el tocadiscos se rompió, así que él mismo decía el diálogo todas las noches.ç

    Y pareció funcionar, ya que para el final del verano el 40 por ciento de los niños dejó de comerse las uña. Aunque la explicación de Boese suena más interesante, según él los niños pensban “Si dejo de comerme las uñas el hombre raro se irá lejos”.
  7. Los pavos lo hacen hasta con un palo

    Martin Schein y Edgar Hale, de la Universidad de Pennsylvania, se dedicaban a estudiar el comportamiento sexual de los pavos allá por los años 60. Descubrieron que las aves no son muy exigentes a la hora de elegir pareja.

    Cómo llegaron a esa conclusión es lo peor de todo… tomaron un pavo hembra y le fueron cortando partes del cuerpo hasta que el pavo macho perdió interés. Incluso cuando lo único que quedaba era la cabeza en un palo, los machos seguían excitándose…
  8. Perros de dos cabezas

    El cirujano soviético Vladimir Demikhov creó un perro de dos cabezas en 1954. Unió la cabeza de un cachorrito al cuello de un pastor alemán. La segunda cabeza podía tomar leche, si bien no lo necesitaba, pero el tema era que la misma chorreaba por el cuello, ya que el esófago no estaba conectado.

    Ambos animales murieron por culpa del rechazo de tejidos, pero eso no detuvo a Demikhov para crear 19 animales bicéfalos más en los siguientes 15 años.
  9. El doctor que tomaba vómitos

    Según Stubbins Ffirth, médico de Filadelfia en el 1800, la fiebre amarilla no era una enfermedad infecciosa, y lo probó en sí mismo. Primero se echó vómito en heridas abiertas, luego lo tomó. No cayó enfermo, pero no porque la fiebre amarilla no fuese infecciosa. Luego fue descubierto que debía ser inyectada a la corriente sanguínea, que solía ser por un mosquito.
  10. Ojos bien abiertos

    Ian Oswald, de la Universidad de Edinburgo, quiso estudiar condiciones extremas para quedarse dormido en 1960. Para eso les puso cinta en los ojos a los voluntarios mientras les ubicaba un banco de luces de flash a 50 cm frente a ellos, y ubicaba electrodos a sus piernas que les administraba shocks eléctricos. También les ponía música con el volumen muy alto.

    Los tres sujetos del experimento pudieron dormirse en 12 minutos. Oswald especuló que la llave de todo era el estímulo monótono y regular…

Publicado en Destylou-Historia en Feb.2009